jueves, 1 de septiembre de 2011

Capítulo 2. "Something happens when we are together".


Segundo capítulo, sí, me están quedando kilométricos, pero es que es el principio, muchas cosas que explicar, muchos personajes por introducir, y sí, no me gusta nada como ha quedado este, pero es un transición para los siguientes, que prometo que van a estar mejores :). Y si alguien lo lee, ¡muchisimas gracias en serio! y si pueden comentar o decirme por twitter (@cristhings) lo agradezco mucho.

En la puerta, con expresión tímida, alto, pelirrojo y pecoso, se erguía un chico, de grandes gafas y grandes ojos verdes.
Toda la clase estaba mirándole, incluso Alan, que solía pasar de todo.
El chico carraspeó ligeramente y Frau Meyer le miró.
- Oh vaya, ¿y quién es usted jovencito?
- Emm, soy nuevo, me llamo James, James Jones.
- Ah, muy bien, pues le tengo que decir que la clase ya está más que empezada, siéntese donde prefiera y ya hablaremos más tarde en privado sobre que vamos a hacer con usted, ya que el curso está bastante avanzado.
- Emm, vale, muy bien.
Mientras Frau Meyer murmuraba por lo bajo como era posible ese desastrosa dirección que no la informaba de nuevos alumnos, James echó un rápido vistazo a la clase, para fijar sus ojos en mí. Me quedé aturdida y creo que él se dio cuenta, Steff me dio un codazo y me susurró:
- Uy, mira quién te está mirando.
- Cállate Steff.
Era definitivamente guapo, es más, guapísimo se quedaba corto. Era guapo y estaba entrando por la puerta de mi clase, Increíble.
El chico o, ¿Cómo había dicho que se llamaba? Ah sí, James, pues James se acercó a donde estaba yo decididamente y se sentó al lado mío. Pero no me miró.
Oh Lena, eres estúpidamente estúpida, claro que no te estaba mirando, estaba buscando sitio.
Me puse un poco nerviosa,  y cuando ya se hubo sentado, comenzó a sacar sus libros.
Me sonaba de algo, tenía algo, que yo había visto antes, pero no sabía el que…
-¿Es muy difícil aprobar con ella?
Una voz había dispersado mis pensamientos, miré a mi izquierda y James me estaba sonriendo, un momento… ¿No es él el chico que se chocó conmigo en el pasillo y luego fue un grosero que se fue sin más?
Oh sí, si mi memoria no me fallaba era él, que desfachatez, y tenía la cara de hablarme como si nada. Si se creía que ahora le iba a hacer caso, por muy guapo que fuera, la llevaba clara.
- Perdona, me has escuchado? He dicho que si es difícil aprobar con esta profesora, porque no es que sea muy bueno en alemán.
- ¿Todavía te atreves a hablarme después de cómo te comportaste antes? Eres un niñato,  pregúntale a otra y de paso, mueve el culo a otro sitio ese está ocupado.
- Eh, perdona, además, déjame recordarte que no fui yo el….
- SHH! Silencio en esa esquina y prestar atención, a ver, abran el libro por la página 140 y dejen los deberes que les marqué antes encima de la mesa para yo poder. .. James volvió a hablarme por lo que no pude escuchar lo que decía mi profesora.
- ¿Tampoco hacía falta ponerse así no?
- Pues mira sí, y más con estúpidos como tú.
- Está bien, ya veo que ni de coña quieres hacer las paces conmigo, muy bien, pues nada. Y por cierto, no quedan sitios libres, vas a tener que soportarme lo que queda de curso.
Le dirigí una mirada de odio y me centré en los deberes hasta que Liz metió su gran cabeza entre Steff y yo y me preguntó que de que conocía al chico pecoso.
- Oh Liz, es un estúpido, en serio, no vale la pena, porque…
- Pues yo creo que sí, y sería buena opción para ti.
- Opino lo mismo, dijo Steff más tranquila que nada.
- Bah, que le folle un pez.


Liz volvió a su asiento y a sus asuntos y yo volví a los míos, mientras Linda , la chica más desagradable del instituo y por no decir del mundo entero, se acercaba a James mientras fingía amabilidad e interés en prestarle ayuda.
Oh por Dios, Linda era guapa, pero una estúpida y además de eso, una puta, que hacía bastante daño a los hombres que se acercaban a ella, por un momento me dieron ganas de advertir a James que no se dejara engatusar por tal estúpida, pero luego lo pensé mejor y no, había sido un estúpido conmigo.
El esperado timbre sonó y como un rayo salí por la puerta hacia la taquilla a dejar las cosas y coger mi  manzana habitual de media mañana, me había propuesto comer más sano últimamente. Mientras mordía mi deliciosa manzana, esperé a Steff, a Mick y a Alan,  que al ser lunes, nos sentábamos todos juntos bajo el viejo sauce del colegio y hablábamos de nuestras cosas. Las chicas ya estarían allí, Lisa , Steff, Liz, Alex y Daniella. Yo prefería esperarlos a ellos.
Mick era sin duda el que mejor me caía, Mick tenía una sensatez y un poder de convicción impresionantes. Sabía cómo dar consejos sin ser estúpido y sabía cómo alegrar a alguien instantáneamente solo con mirarlo. David y Alan, eran comprensivos a su manera, pero eran los bromistas. A veces se pasaban. David era el mejor amigo de Steff y había llegado nuevo el año pasado. Tenía ramalazos de cariño repentinos y era el mejor amigo de Alan,  Alan era con el que menos hablaba de todos, era extremadamente callado. Era duro, no era nada sensible y además violento. Si Alan era violento, por supuesto no con nosotros, pero sí con los que se metían con él, o con los que se encontraba cuando tenía un mal día. Nadie sabía por qué y había tenido problemas por ello, con el único que hablaba era con David y este, por supuesto no decía nada.
Vi a Alan acercarse y me dedicó una tímida sonrisa cuando le saludé con la mano, detrás de él se encontraba un muy emocionado David que le estaba contando algo a Mick con pelos y señales. Mick se reía de lo lindo y David seguía explicándole.

- Ya sabes cómo es David, Lena, no te extrañe que le esté contando alguna de sus batallas sobre cómo consiguió librarse de una expulsión segura por parte de Fray Meyer. Alan me sonrió.
- Jajaja, en fin, ¿David y sus cosas no?
Alan asintió riendo, mientras Mick se tiró encima de mí para darme un abrazo.
-¿Qué Lena? ¿Haciendo amigos en clase de alemán?  Me dijo David mientras Mick se reía por lo bajo.
-Ya, que gracioso, pues no, no estaba haciendo amigos, es más…
-Ahhh, lo que pasa es que te gusta, seguro, lo veo en tus ojos.
David me miró fijamente con cara de estúpido y me reí.
Mientras caminábamos hacia el sauce, les conté lo que había pasado, como nos tropezamos en el pasillo y eso.
Y Mick me dijo que a lo mejor me había pasado un poco, le miré, y le solté que no tenía ni idea.
Y me adelanté para dejarlos atrás, enfadada, ¿nadie podría entender que no me había sentado bien que fuera brusco conmigo? aunque Mick me agarró del brazo y me miró.
- Lena, mira como te pones por darte mi opinión. Solo te digo que a lo mejor tampoco fue para tanto, que ya sé que es lunes, que se que no ha sido tú mejor fin de semana, pero pagarla con un pobre chico nuevo, aunque él sea un gilipollas, además, parecía simpático.
- Mick, no sé, a lo mejor tienes razón, pero de todas maneras, ahora no voy arreglar nada, no tengo ganas de nuevas amistades que me den quebraderos de cabeza.
- Lena, ya está no pasa nada, de todas maneras, intenta animarte, que de todas maneras, se que todo esto es por el gilipollas de Hugh, en serio, algún día lo voy a coger y…

Hugh… las tripas se me revolvieron y me comencé a sentir mal.
- Mick, para, en serio.
- Lena, pero también hay cosas peores, me refiero, han pasado 4 meses y no sé, cosas peores como estar mal con tú familia y eso, ¿no?
4 meses… 4 meses sin él…
     - Lena, ¿me estás escuchando?
      - Eh sí, cosas peores, como estar mal con tú familia, ya Mick, pero no sé, son cosas diferentes, de todas maneras, ¿lo dices por algo en especial o por qué?
Pensé en Harry otra vez, desde luego se me tenía que ocurrir algo para arreglarlo.
- No,  no, bueno, sí, osea no, quiero decir, no, no.
- ¿Te ocurre algo Mick?
- ¿A mí? Por supuesto que no, me enseñó una gran sonrisa, y vamos al sauce ya, que se va a acabar el recreo y no volveremos a vernos todos hasta el jueves, que ya sabes que los partidos de los demás días son sagrados.
Como olvidarlo, los partidos…
Divisamos el sauce y nos sentamos, mientras los demás hablaban de algo interesante, ya que todos estaban muy atentos.
- ¡Ey! Mira quien viene. Dijo Daniella sonriendo ampliamente.
- ¡Hola! - Saludamos a la vez Mick y yo, mientras, Alan y David se sentaban tras haber hecho un gesto con la mano.
- Bueno, retomo lo qué estaba diciendo, dijo Lisa apurada.
- Sí, sí, continúa, que estaba interesante, se apresuró a decir Alex.
- Es que estaba yo allí y él se me acercó y va y me saluda, por supuesto yo seguí hablando con él, es súper tímido y se ponía rojo enseguida. Me dijo que venía del interior del país, que sus padres querían cambiar de aires y que estaba un poco perdido, y tuvimos una charla agradable, además de que es guapo, eso se ve, pues lo he invitado a sentarse en nuestra mesa para comer, así hace amigos y…
David empezó a reírse, a la vez que Alan sonreía por lo bajo y Mick me miró con una media sonrisa.
Oh no… ¿Estaba Lisa hablando del chico nuevo? Me moriría si tengo que estar cerca de él, ahora me había dado cuenta de que yo había exagerado todo un poco. Se me revolvieron las tripas.
-¿Qué pasa, te parece gracioso? Dijo Lisa un poco cabreada.
- Pues sí, creo que a Lena no le hará mucha gracia eso de comer con él, río David.
-¿Por qué Lens?- me preguntó Steff
- Bueno, hemos tenido un encontronazo hoy en clase y no nos llevamos muy bien.
- ¡Lena! Pero si James es un encanto- dijo Alex suspirando.
- Bueno, es igual, haré como  que no existe y así no fastidiaré la invitación.
- ¡Eso está genial!- me dijo Daniella contenta.

Sí, genial… Hoy iba a ser un gran día.


Continuaron hablando largo y tendido, algunas sobre lo bueno que estaba James y lo bien que le quedaban las gafas y otras sobre sus respectivos novios, y los chicos opinaron sobre skate y lo cansados que estaban de los exámenes.
Hasta que sonó la campana. Tocaba volver a clase, tocaba volver a ver a James.
A lo lejos en el pasillo, lo vi, solo, cargando con los libros, nos tocaba Física y Química, pero él iba en la dirección contraria y Alex que no tardó mucho en darse cuenta, corrió a ayudarle.
Mejor, pensé para mí misma. No podía evitar pensar en que James era realmente atractivo, parecía un gran friki, aunque las miradas que Linda le había echado esta mañana tampoco me gustaban.
Sobreviví a las dos clases de Física Y Química que teníamos sin que James o nadie me molestaran. Estuve pensando en que le debía decir a Harry cuando llegara a casa. También le estuve dando vueltas a la cabeza con que me sentía sola. Lo que yo necesitaba era pasármelo bien y encontrar a alguien que sujetara mi mano con firmeza, que me quisiera abrazar y besar. Que me deseara.

Fuimos todos juntos a comer, sí, juntos significa que James fue con nosotros.
Todos iban hablando muy animados, e incluso James se atrevió a bromear con David y con Mick, Y todas las niñas hablando y riéndose, yo me aparté y subí con Liz, a la que le daba igual James. Estaba enganchada a su móvil hablando con Liam. Me moría de envidia. Liz me miró y me sonrió.
- Vas a acabar con él, murmuró tras unos segundos de silencio.
- ¿Qué?, la miré sorprendida y a la vez extrañada, Liz, James no me atrae nada, nos llevamos mal, y además, que eso no va a ocurrir, punto.
- Ajá, Liz siguió a lo suyo sin mirarme más.
¿Cómo se atrevía? Por supuesto que no me gustaba James. Claro que no. Yo seguía enamorada de Hugh, pesase lo que me pesase.
Llegamos al comedor en un silencio total, aunque cuando entramos el barullo nos animó a seguir hablando.
- Tía, ¿Sabes que a Alan casi lo vuelven a expulsar hoy?
-¿Cuándo? Le dije con voz preocupada. ¿en qué momento  no me había dado cuenta yo de que Alan estaba en problemas?, pensé.
-Bah, fue por algo que hizo el viernes pasado a la salida del instituto, por lo visto le pegó a un chico del curso inferior por reírse de él. Pero por supuesto, él no se lo ha tomado a mal.
Desvié la mirada hacia la mesa, en la que estaban todos sentados porque ya se habían servido la comida y me fijé en que Alan estaba bien, estaba como siempre, normal, como si hoy casi no lo hubieran echado del instituto para siempre.
- Ya, ya veo que no se lo ha tomado a mal. Pero mejor, ¿no crees?
- Sí, supongo, pero no quiero que le echen Lena, sin él no estaríamos completos.
- Ya Liz. Debemos hablar con él.
- Ya, claro, inténtalo a ver si es tan fácil como piensas.

Liz tenía razón, Alan jamás hablaba de sí mismo. Jamás. No iba a hacer excepciones porque yo quisiera ayudarle.
Incluso se cabrearía.
En ese preciso instante me di cuenta de que la señora de la comida me estaba sirviendo algo que debería ser lasaña. Pero ni se le parecía. Me senté en la mesa sabiendo que hoy iba a pasar hambre.
Me senté entre Liz y Steff. En la otra punta de la mesa estaba James hablando animadamente con Mick.
Me concentré en el plato de “lasaña”. Intenté no mirar a los demás.
Pero les escuchaba, estaban hablando de los resultados del examen de matemáticas.
Oh mierda, mierda, mierda, yo no querías saber la nota, es más me había olvidado del examen.
-¡Leeeena, Lena!, ¿no escuchas o qué?
-¿Qué?
Liz me miraba con una gran sonrisa.
-¡Qué has aprobado con un suficiente las matemáticas!
-¿CÓMO?
- Sí ajaja, nos lo acaba de decir James que Mr Smith se lo estaba diciendo a Linda.
-Ah. Bien.

Un silencio incómodo se estableció en la mesa. Miré a James, me estaba mirando.
Nos mantuvimos las miradas hasta que la voz de Liz nos estremeció.
-Tengo algo que comunicar.
-¿Estás ya embarazada de Liam?, dijo David con su habitual sorna.
- Pues no, no es eso. Dentro de una semana voy a cumplir dieciséis, así que voy a hacer una fiesta en el viejo caserón abandonado que está al lado del río.
Un gran “GENIAL” se escuchó en la mesa.
Wow, hasta yo estaba contenta con la noticia. Me apetecía una fiesta. Sí, pasármelo bien, conocer gente nueva, tenía muchas ganas.

lunes, 22 de agosto de 2011

Capítulo 1. "And I love you more than I did before"


Hola! Bueno, este es el principio de la historia. Puede parecer que no me adentro mucho en los personajes y eso, pero es el primer capítulo, Me encantaría que lo leyeran y que les gustara, si alguien lo lee (a ver si hay suerte) agradecería un comentario o algo.
Muchas gracias <3

Las gotas chocaban fuertemente contra el cristal del coche.
Un viejo Ford de año indefinible que mi padre posee desde su juventud, se lo regaló su padre y es como una reliquia para él, a veces pienso que quiere más a ese estúpido coche que a toda la familia.
Era lunes por la mañana y como otra mañana de lunes más, mi padre me llevaba al instituto, 45 minutos de trayecto en los que solía dormir y estudiar, dependiendo del día.
Tenía un mal día, había pasado el fin de semana estudiando un examen que iba a suspender con toda la seguridad del mundo. Contemplaba la lluvia ensimismada, las gotas chocar y jugar a ver cual llegaba antes a lo más bajo del cristal. La lluvia me inspiraba, me gustaba, me parecía que añadía melancolía, un toque de romanticismo a las cosas más normales de la vida.
Últimamente no era yo, pero el fin de semana lo había empeorado una estúpida discusión, una estúpida discusión con mi hermano mayor, Harry.
Cada vez que me decía algo, le contestaba mal, aún sabiendo qué él venía con todo el cariño del mundo a preguntarme qué tal estaba. El domingo por la noche, después de muchas discusiones estallé. Le solté que no quería que se metiera más en mi vida, que mis problemas eran míos y de nadie más. Él, se enfureció y se largó a su habitación, harto de mi y de mis tonterías.
No sé porque últimamente estaba tan sumamente irritable, supongo que todo era por culpa de Hugh.
Hace tres meses y cuatro días corté con el que ha sido mi único novio hasta la fecha, Hugh Baltimore. Llevábamos un año, y yo quería seguir, de verdad que le quería, con toda mi alma. Pero las cosas que sucedieron en nuestra última semana juntos no tienen  perdón. De ninguna manera.

Ultimamente Hugh se había dejado ver por el pueblo en actitud cariñosa con una chica, con Danna Smith. Una chica que está en un curso superior a nosotros y no se la puede comparar con nadie, y menos conmigo. Tiene una cara más bonita que la mía, un cuerpo precioso, unos ojos azules en los que te pierdes y una sonrisa amplia y blanca, un carácter suave y dulce, como siempre he querido ser. Danna era perfecta, perfecta a ojos de todos, y  yo la odio, la odio con todas mis fuerzas, por ser tan preciosa y por estar con él, con la única persona de la que he estado enamorada en toda mi vida. Me sentía fatal, me sentía sola y me sentía mal conmigo misma.
Mi autoestima no es que fuera gran cosa, pero con esto la tenía por los subsuelos.
Él me evitaba, y lo mismo hacía yo, él sentía vergüenza, yo ganas de partirle la cara.
Todo esto me tenía de mal humor. Por esto me pasé el maldito e inmenso fin de semana llorando y malhumorada. Y el pobre Harry lo único que quería era animarme.
Sé que fue mi culpa, pero mi orgullo no me dejaba darle la razón.
Ya se me ocurriría algo para pedirle perdón cuando me encontrara mejor.
Estaba absorta en mis pensamientos cuando la voz de mi padre y un extraño olor me devolvieron al mundo real de nuevo.
-Mierda, otra vez se ha fastidiado el motor, ¡es que tu madre es una enterada! claro, como ella se empeña en ir a ese mecánico que ni idea de coches tiene, ¡Ni idea te digo!, Yo lo podría haber arreglado con mis propias manos, y encima se empeña en cambiar piezas, ¡pero si este coche aguantaba un bombardeo! además que…
-Papá, relájate, seguro que no es nada, si te parece, llama a la grúa y yo me voy caminando al instituto tengo un odioso examen de recuperación de mate a primera hora, y si llego tarde, suspendo.
-Sí, sí, descuida, voy a tener yo unas palabritas con el mecánico de pacotilla ese.

Sí, ese era mi padre, John Whistle, él siempre tiene la razón en todo, y mejor que no se te ocurra discutirle algo, porque vas a salir perdiendo. Trabajaba de reportero en el periódico local, él fue el que me enseñó a disfrutar del campo y de los animales, el que me enseñó a escribir antes que a andar y el que me leía cuentos todas las noches.
Bajé del coche de mala gana deseosa de escapar de ese viejo y apestoso trasto.
Mis botas se hundieron en el barro en el preciso instante en que comencé a caminar hacia el instituto por una senda fangosa. Estaba acostumbrada al barro, por lo que no me importó ensuciarme un poco, total, un poco de barro no podía arruinar un día que iba a ser una ruina de por sí. Caminaba absorta en mi mundo, pensando en cómo no se me había ocurrido ir a dar un paseo al bosque para despejarme este fin de semana.
Divisé la puerta del instituto en el mismo instante en que alguien me agarró por detrás, abrazándome y riendo, casi caemos al suelo, pero conseguí mantener el equilibrio, y miré a ver quién había sido el gracioso, entonces vi un rostro redondo con unos ojos amplios y verdosos escondidos tras unas grandes gafas de vista de pasta. Un pelo liso y cargado rodeaba aquella simpática carita que me miraba entusiasmada. No podía ser otra que Lisa. No éramos amigas desde hacía mucho, pero era una de mis mejores amigas, sin dudarlo. Supuse que tenía algo que contarme
-¡Lena, Lena, Lena!, ¡no te vas a creer lo que me ha pasado este fin de semana!
Le murmure con desgana que me contara y empezó a parlotear, aunque en realidad no le estaba haciendo mucho caso.
-Es que no te lo vas a creer Lena, mira, estaba paseando por la calle principal del pueblo y va y me encuentro con Louis, sí, el que tiene la misma edad que yo y esta súper bueno,  es que atenta que aquí viene la bueno va, se me acerca y ¡Me guiñó el ojo! osea Lena, ¡Que Louis Smith me guiñó el ojo!, Impresionante verdad?
            ¿Cómo podía tener Hugh ese poder sobre mí a estas alturas?
            No debería afectarme, es más deber…
-¡Leeeeeeeeeeeeeeeena! ¿Estás ahí? Bueno, déjalo, se lo voy a contar a las otras, que estás como ausente.
 Cuando me di cuenta de que se había ido ya estaba contándoselo a las demás con su habitual entusiasmo. Esa niña nunca se cansaba.
Sonreí para mí misma al pensar en ella, desde luego, era una gran chica.
Antes de llegar a la puerta del instituto me senté en la pequeña acera que lo rodeaba. Tenía que dejar de atormentarme, era normal estar celosa, era normal echarle de menos, era normal sentirse sola. Respiré profundamente y me dispuse a entrar al instituto, estaba segura de que mis amigas me iban a preguntar sobre el tema, aunque con la única que lo había hablado era con Alex, era apaciguada y me entendía a la perfección, pero lo mejor era que sabía dejar el tema sin necesidad de que yo lo rogara, me comprendía como nadie.
Consulté mi reloj de pulsera, y caí en la cuenta de que como no me diera prisa iba a llegar tarde al examen. En todo el camino al aula no hice más que soñar con caerme y partirme algo, o que de repente el instituto se incendiara, algo, alguna razón que impidiera a mi ser entrar por esa puerta y realizar aquel estúpido examen.




Estaba a punto de llegar, con la garganta seca y temblorosa de los nervios cuando me crucé con Alex. Nos fundimos en un largo abrazo.
-Hey Lena, ¿tú llegando tarde? No es tu estilo…
-Ya bueno, es que a mi padre se le rompió el coche y bueno blablabla en fin, que me voy que tengo una recuperación.
-Suerte, y hablamos más tarde, que así te desahogas un poco, no es lo mismo que hablar por teléfono.

Alex era mi mejor amiga, sin duda alguna, pero no estaba de humor para ella, ni para nadie.
Me detuve en seco delante del aula de matemáticas. Y entré.
Me centré en recordar lo poco que sabía de las funciones, fijé la vista en el examen y comencé a hacerlo.

Una hora de sufrimiento más tarde, entregué mi desastroso examen con la esperanza de aprobar con un suficiente. No, en realidad no, no había esperanza, me sentía mal, si no aprobaba el siguiente examen iba a suspender las matemáticas, y encima estaba todo lo demás… y… estallé.
Las lágrimas  brotaban de mis ojos como si de una cascada se tratase, me apresuré a salir de clase y me encerré en el baño, y lloré y lloré, y lloré hasta que no me salían las lágrimas.
Dicen que cuando lloras las penas y las frustraciones salen de ti con las lágrimas, que te sientes mejor porque el dolor se va, te despeja la mente y te relaja.
Estaba de acuerdo con ello, a medias.
Es verdad que te despejas y desahogas pero el dolor no se va.
Nunca se va.
Me estaba enjuagando la cara cuando detrás de mí apareció alguien.
-Qué sensible eres pequeña Lena.
La miré fijamente a los ojos, era Liz. Mi amiga Liz.
Algo comenzó a brotar en mí y comencé a llorar otra vez, me tiré a sus brazos y empecé a soltar todo lo que llevaba dentro.

-Lena, ya está, en serio, vamos a llegar tarde a alemán.
-Oh mierda Liz. No tengo la cabeza para ir a clase, creo que voy a decir que me encuentro mal y me voy a casa, no aguanto.
-Lo único que vas a hacer en tu casa será llorar, llorar y comer así que venga, quédate y así por lo menos estás con nosotras.
No estaba muy convencida, la idea de estar sola y tranquila en mi casa me gustaba, pero le di la razón, porque, no sé cómo, ella suele tener razón en todo lo que dice.
-Tienes razón, adelántate tú, que voy a lavarme la cara y a tranquilizarme.
-Lena, tampoco es para tanto…
-Liz, tú no lo puedes entender, tú jamás lo podrás entender, ¡tú tienes a Liam joder! Y te quiere y te entiende, y son perfectos y…
-No es justo lo que me dices Lens, Sí está bien estoy con Liam ¿Pero puedo entenderlo no? Tienes que superarlo tienes que venir de fiesta conmigo y enrollarte con muchos tíos, ya verás cómo se te pasa.
Me sonrío y yo me reí, Liz con sus cosas, tenía razón, a lo mejor no en lo de “enrollarme con muchos tíos” como decía ella, pero en lo demás sí, en todo, tenía que superarlo, tenía que vivir, alguna locura quizás, o una aventura, algo nuevo, algo que me hiciera sentir viva otra vez.
Liz, salió de los lavabos con su habitual lentitud hacia la clase de alemán.
Consulté mi reloj y llegaba más de 20 minutos tarde.
Menos mal que la vieja gorda de mi profesora no se iba a inmutar.
Le daba igual, le dábamos igual todos.
Igualmente corrí con la mochila a cuestas y los libros en la mano

No miraba por donde iba por lo que lo que paso después era totalmente predecible.
Noté algo que algo grande y duro se chocaba contra mí y caí al suelo a causa de la impresión del golpe.
-¡Lo siento! En serio, lo siento, ¿Estás bien?
Todavía confusa por el impacto, veía borroso, pestañee par de veces y vi que algo se cernía sobre mí, volvía a pestañear, todavía viendo borroso,  escuché risas de fondo y volví a mirar alrededor y me encontraba en el suelo, en medio del pasillo, tumbada, al lado de mi había un chico mirándome con expresión de preocupación y murmurando cosas.

-En serio, perdóname, ¿estás bien?
 -¿Qué? ¿Eh, que ha pasado?
-Te has chocado conmigo y..
-¿Chocado contigo? ¿Pero estás tonto o qué? ¡Has sido tú! ¿A ver si miramos por donde vamos otra vez eh? ¡Mira el ridículo que me has hecho pasar gilipollas!- Le grité al chico de rostro indefinido a causa del impacto.
-¡Pero si yo no he hecho nada! Ha sido todo culpa tuya, y además, me voy, llego tarde, veo que estás bien y de paso, de mal humor. Adiós.
Me levanté del suelo no sin antes echarle al chico una mirada de odio inmenso y corrí hacía clase de alemán.
Estúpidos distraídos, ¿Pero no veía que yo iba un poco ensimismada y además cargada de libros? Bueno, pensándolo bien, también era un poco culpa mía, a lo mejor me sobró el gilipollas, pero me daba igual, estaba cabreada con el mundo y él formaba parte del mundo, además, ni le conocía, pero igualmente,  él no tenía que decir que toda la culpa era mía.
Llegué a clase y me senté rápidamente, esquivando la mirada de Frau Meyer, que estaba explicando algo en la pizarra.
Steff estaba al lado mío, y me sonrío.
-Está explicando otra vez las conjunciones verbales.
-¿Otra vez? No me lo puedo creer Steff, nos va a volver locos.
-Sí, y además nos tiene preparados ejercicios extra”.
-¿Más ejercicios? Empiezo a plantearme cambiarme a francés.
-Pues no es mala idea, pero mientras, cópiate de lo que tengo hecho, que como te pille Frau Meyer sin ellos te va a mandar el triple. Y créeme que no quieres eso.
      -Muchas gracias Steff, que haría yo sin ti. Y le dí un beso en la mejilla.


Comencé a copiar mientras pensaba en lo buena que era Steff, era la estudiosa del grupo,  no salía mucho pero sabía divertirse, y siempre estaba ahí para ayudarte.
Me alegraba de tenerla entre mis mejores amigas. Mis mejores amigas. Mi grupo de amigos. Todos ellos, Liz, Alex, Lisa, Steff, Daniella, Alan, David y Mick. Hacíamos muchas cosas juntos y nos contábamos todos. Me sentía bien con ellos y me sentía protegida. Eran mis únicos amigos, pero eran todos verdaderos.
Frau Meyer se dio la vuelta y comenzó a hablar sobre lo importante que era para nuestro aprendizaje lo que estábamos dando, sinceramente, me daba bastante igual lo que no prestar atención supusiera para mi educación, me fije en las caras de los demás de la clase y solo vi a tres atendiendo, los demás, al igual que yo, estaban en las nubes pensando en yoqueseque sobre sus vidas, me fije mejor en Alex y no pude evitar soltar una risita, estaba mirando la punta del boli ensimismada, dándole vueltas sin parar y con una sonrisilla. Liz al contario estaba contándole algo que parecía ser bastante interesante a Steff, para cuando les fui a decir a las dos que miraran a Alex, algo ocurrió que hizo que todos prestáramos atención a la clase de repente.



viernes, 19 de agosto de 2011

Presentación.

Me ha dado por escribir una historia, no es nada de famosos ni nada por el estilo.
Tampoco creo que sea la típica historia de la chica guapa y etc..., para nada, pero tampoco es la chica fea de la que se enamora el guapo de turno.
Ella es insegura, con falta de autoestima, romántica, soñadora, y en fin, adolescente.
La historia va de ella, de Lena, y de sus amigos y entorno.
Espero que guste, aunque sea un poco.